n.156: Algunos creen que pueden ser buenos predicadores por saber lo que tienen que decir, pero descuidan el cómo, la forma concreta de desarrollar una predicación. Se quejan cuando los demás no los escuchan o no los valoran, pero quizás no se han empeñado en buscar la forma adecuada de presentar el mensaje. Recordemos que «la evidente importancia del contenido no debe hacer olvidar la importancia de los métodos y medios de la evangelización». La preocupación por la forma de predicar también es una actitud profundamente espiritual. Es responder al amor de Dios, entregándonos con todas nuestras capacidades y nuestra creatividad a la misión que Él nos confía; pero también es un ejercicio exquisito de amor al prójimo, porque no queremos ofrecer a los demás algo de escasa calidad. En la Biblia, por ejemplo, encontramos la recomendación de preparar la predicación en orden a asegurar una extensión adecuada: «Resume tu discurso. Di mucho en pocas palabras» (Si 32,8).
En este blog encontrarás artículos, comentarios, fotografías y otros materiales que te ayudarán a comprender y vivir el Sacramento de la Eucaristía. El administrador del blog no pretende decirte lo que debes creer o pensar sino ayudarte a reflexionar y a participar en el misterio de la Eucaristía. Por eso, las "opiniones" vertidas en las entradas no reproducen necesariamente su espiritualidad. Tus comentarios son bienvenidos.
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