Auténtica participación
52. El Concilio Vaticano II puso un énfasis particular en la participación activa, plena y fructuosa de todo el Pue- blo de Dios en la celebración eucarística. [155] Ciertamente, la renovación llevada a cabo en estos años ha favorecido notables progresos en la dirección deseada por los Padres concilia- res. Pero no hemos de ocultar el hecho de que, a veces, ha surgido alguna incomprensión precisamente sobre el sentido de esta participación. Por tanto, conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración. En realidad, la participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana.
Sigue siendo totalmente válida la recomendación de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, que exhorta a los fieles a no asistir a la liturgia eucarística «como espectadores mudos o extraños», sino a participar « consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada». [156]
El Concilio prosigue la reflexión: los fieles, «instruidos por la Palabra de Dios, reparen sus fuerzas en el banquete del Cuerpo del Señor, den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino también juntamente con él, y se perfeccionen día a día, por Cristo Mediador, en la unidad con Dios y entre sí». [157]
Sacramentun Caritatis, n.52
Exhortación Apostólica
Benedicto XVI, 2007.
52. El Concilio Vaticano II puso un énfasis particular en la participación activa, plena y fructuosa de todo el Pue- blo de Dios en la celebración eucarística. [155] Ciertamente, la renovación llevada a cabo en estos años ha favorecido notables progresos en la dirección deseada por los Padres concilia- res. Pero no hemos de ocultar el hecho de que, a veces, ha surgido alguna incomprensión precisamente sobre el sentido de esta participación. Por tanto, conviene dejar claro que con esta palabra no se quiere hacer referencia a una simple actividad externa durante la celebración. En realidad, la participación activa deseada por el Concilio se ha de comprender en términos más sustanciales, partiendo de una mayor toma de conciencia del misterio que se celebra y de su relación con la vida cotidiana.
Sigue siendo totalmente válida la recomendación de la Constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, que exhorta a los fieles a no asistir a la liturgia eucarística «como espectadores mudos o extraños», sino a participar « consciente, piadosa y activamente en la acción sagrada». [156]
El Concilio prosigue la reflexión: los fieles, «instruidos por la Palabra de Dios, reparen sus fuerzas en el banquete del Cuerpo del Señor, den gracias a Dios, aprendan a ofrecerse a sí mismos al ofrecer la hostia inmaculada no sólo por manos del sacerdote, sino también juntamente con él, y se perfeccionen día a día, por Cristo Mediador, en la unidad con Dios y entre sí». [157]
Sacramentun Caritatis, n.52
Exhortación Apostólica
Benedicto XVI, 2007.
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