El viernes 7 de octubre del 2016, la Conferencia Episcopal Española presentó la 3ª edición del misal romano reformado a raíz del Concilio Vaticano II. Sigue a las ediciones de 1970 y 1988 y fue aprobada el 21 de abril de 2010 por la asamblea plenaria y el 8 de diciembre de 2015 por la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Una de las novedades más llamativas para los fieles es el cambio en las palabras de la consagración del vino. Donde actualmente se dice:
"Será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados"
pasará a decirse:
"Será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados".
— Diez años de recorrido
Es el último paso de un camino que inició el cardenal Francis Arinze, entonces prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el 17 de octubre de 2006. Con tal fecha dirigió una carta a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo con instrucciones para que introdujesen esa modificación en las nuevas traducciones del misal.
La recepción de esa orden varió según países, con algunos episcopados, como el húngaro, muy rápidos en aplicar la orden y otros (como el italiano o el alemán) renuentes a ella.
Desde el punto de vista teológico, el asunto no presenta dificultad. Jesucristo murió por “todos los hombres”, algo que "forma parte de las certezas básicas de nuestra fe", como afirmaba en la carta el Papa Ratzinger. Pero no todos los hombres se salvan, como definió, entre otros, el Papa Benedicto XII en 1336: "Definimos que... las almas de los que salen del mundo con pecado mortal actual inmediatamente después de su muerte bajan al infierno".
— "Pro multis" es "por muchos", sin interpretación posible
La cuestión pertenece más bien al orden lingüístico-sacramental. Tanto la misa tradicional como el nuevo rito de la misa que Pablo VI promulgó en 1969 mantenían la fórmula de la consagración del vino: "Qui pro vobis et pro multis effundetur", esto es, "que será derramada por vosotros y por muchos".
¿Por qué "por muchos"? El Catecismo Romano, promulgado por San Pío V en 1566 tras el Concilio de Trento, explicaba que "con gran sabiduría obró [Nuestro Señor] no diciendo 'por todos', puesto que entonces solo hablaba de los frutos de su Pasión, la cual solo para los escogidos produce frutos de salvación".
Sin embargo, todas las traducciones a lengua vernácula convirtieron ese "por muchos" en "por todos los hombres". "No fue una traducción pura, sino una interpretación", decía Benedicto XVI en su carta de 2012. Interpretación que se basó en un "consenso exegético que quebró: ya no existe". Y, de hecho, dedica la mayor parte de la carta a desmenuzar por qué, exégesis en mano, "por muchos" y "por todos" no son intercambiables.
En sentencia lapidaria de Santo Tomás de Aquino, "la Pasión de Cristo fue suficiente para todos y de su eficacia se aprovecharon muchos".
En consecuencia, pedía Benedicto XVI, "en la nueva traducción del misal las palabras pro multis deben ser traducidas, y no interpretadas. La simple traducción 'por muchos' debe sustituir a la interpretativa 'por todos'".
— Lo que importa es lo que Jesús dijo
Es una cuestión de fidelidad a la Palabra de Dios, concluía el hoy Papa emérito: "La Iglesia tomó esta formulación de la narrativa de la institución en el Nuevo Testamento. La plegaria eucarística dice 'por muchos' por respeto a la Palabra de Jesús, para permanecer fiel a Él también en la Palabra".
De hecho, en su carta de 2006, el cardenal Arinze recordaba a los destinatarios que "las palabras [de la narración de la institución] se han traducido fielmente de este modo ['por muchos'] en la mayoría de las versiones bíblicas modernas" y "que las anáforas de los diversos ritos orientales, ya sea en griego, siríaco, armenio, idiomas eslavos, etc., contienen en sus respectivas lenguas el equivalente del latín pro multis".
Por tanto, el cambio del "por todos los hombres" al "por muchos" no es ninguna novedad teológica, pues ambas cosas son verdad, una en un sentido, la otra en otro. El cambio es lingüístico... aunque no es realmente un cambio, sino al revés: es la reversión de un cambio inapropiado (que se prolongó durante casi medio siglo) para volver a la forma original.
Una de las novedades más llamativas para los fieles es el cambio en las palabras de la consagración del vino. Donde actualmente se dice:
"Será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados"
pasará a decirse:
"Será derramada por vosotros y por muchos para el perdón de los pecados".
— Diez años de recorrido
Es el último paso de un camino que inició el cardenal Francis Arinze, entonces prefecto de la Congregación para el Culto Divino, el 17 de octubre de 2006. Con tal fecha dirigió una carta a los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo con instrucciones para que introdujesen esa modificación en las nuevas traducciones del misal.
La recepción de esa orden varió según países, con algunos episcopados, como el húngaro, muy rápidos en aplicar la orden y otros (como el italiano o el alemán) renuentes a ella.
Desde el punto de vista teológico, el asunto no presenta dificultad. Jesucristo murió por “todos los hombres”, algo que "forma parte de las certezas básicas de nuestra fe", como afirmaba en la carta el Papa Ratzinger. Pero no todos los hombres se salvan, como definió, entre otros, el Papa Benedicto XII en 1336: "Definimos que... las almas de los que salen del mundo con pecado mortal actual inmediatamente después de su muerte bajan al infierno".
— "Pro multis" es "por muchos", sin interpretación posible
La cuestión pertenece más bien al orden lingüístico-sacramental. Tanto la misa tradicional como el nuevo rito de la misa que Pablo VI promulgó en 1969 mantenían la fórmula de la consagración del vino: "Qui pro vobis et pro multis effundetur", esto es, "que será derramada por vosotros y por muchos".
¿Por qué "por muchos"? El Catecismo Romano, promulgado por San Pío V en 1566 tras el Concilio de Trento, explicaba que "con gran sabiduría obró [Nuestro Señor] no diciendo 'por todos', puesto que entonces solo hablaba de los frutos de su Pasión, la cual solo para los escogidos produce frutos de salvación".
Sin embargo, todas las traducciones a lengua vernácula convirtieron ese "por muchos" en "por todos los hombres". "No fue una traducción pura, sino una interpretación", decía Benedicto XVI en su carta de 2012. Interpretación que se basó en un "consenso exegético que quebró: ya no existe". Y, de hecho, dedica la mayor parte de la carta a desmenuzar por qué, exégesis en mano, "por muchos" y "por todos" no son intercambiables.
En sentencia lapidaria de Santo Tomás de Aquino, "la Pasión de Cristo fue suficiente para todos y de su eficacia se aprovecharon muchos".
En consecuencia, pedía Benedicto XVI, "en la nueva traducción del misal las palabras pro multis deben ser traducidas, y no interpretadas. La simple traducción 'por muchos' debe sustituir a la interpretativa 'por todos'".
— Lo que importa es lo que Jesús dijo
Es una cuestión de fidelidad a la Palabra de Dios, concluía el hoy Papa emérito: "La Iglesia tomó esta formulación de la narrativa de la institución en el Nuevo Testamento. La plegaria eucarística dice 'por muchos' por respeto a la Palabra de Jesús, para permanecer fiel a Él también en la Palabra".
De hecho, en su carta de 2006, el cardenal Arinze recordaba a los destinatarios que "las palabras [de la narración de la institución] se han traducido fielmente de este modo ['por muchos'] en la mayoría de las versiones bíblicas modernas" y "que las anáforas de los diversos ritos orientales, ya sea en griego, siríaco, armenio, idiomas eslavos, etc., contienen en sus respectivas lenguas el equivalente del latín pro multis".
Por tanto, el cambio del "por todos los hombres" al "por muchos" no es ninguna novedad teológica, pues ambas cosas son verdad, una en un sentido, la otra en otro. El cambio es lingüístico... aunque no es realmente un cambio, sino al revés: es la reversión de un cambio inapropiado (que se prolongó durante casi medio siglo) para volver a la forma original.
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