La Iglesia es la Casa de Dios, y no la “casa del pueblo” como se pretende desde una “eclesiología” inmanentista y horizontal. Sin embargo la praxis, cada vez más extendida, es que muchos Templos católicos se parecen cada vez más a edificios civiles porque el comportamiento de los que acuden no tiene el respeto (ni el cariño) debido a Jesús Sacramentado cuya presencia es Real en el Sagrario.
Así, vemos con tristeza como cada vez más se dan estos comportamientos en nuestras Iglesias:
– Se entra y no se saluda al Santísimo en el Sagrario
– Se forman conversaciones y corrillos antes de Misa
– No se cuida el vestido que debía ser propio en un recinto sagrado (sobre todo en estaciones de calor)
– Los teléfonos móviles suenan y….lo que es peor: se atienden y se conversa dentro del Templo
– Cuando la Misa acaba el corrillo se convierte en “clamor”……y se hace imposible rezar ni siquiera oraciones vocales
– Muchos fieles acuden a rezar ante imágenes del Señor, María, y Santos…..pero no saludan al Santísimo
Podrían darse más ejemplos…..pero estos cinco son representativos y suficientes, y seguro que son muy “familiares” a la mayoría de los lectores. Y ésto ¿porqué sucede?…..¿qué ha sucedido sobre todo en las últimas décadas para que se haya llegado a esta degradación que ya parece “normal”?
Pues habría, y hay, muchas respuestas. Respuestas sobre la falta de formación, a ausencia de la misma, la influencia del protestantismo en la Iglesia Católica, la secularización interna en el clero católico, la presión del ambiente en su reinante falta de educación….etc. Sí, son todas ciertas. Pero yo quiero señalar una causa que estimo muy directamente relacionada con que la Iglesia no sea asumida como “Casa de Dios”. Y esa causa es que, precisamente, HEMOS DESPLAZADO A DIOS DEL LUGAR PREFERENTE que es, sin duda, el Centro del Templo. Es decir: la causa de esta progresiva falta de respeto en la Iglesia, englobando a todas las señaladas, está en el desplazamiento del Sagrario hacia capillas laterales.
Cuando el Sagrario está en el centro de la nave, la evidencia de Dios presente realmente se hace, valga la redundancia, mucho más evidente. De ese modo cuando un fiel entra en la Iglesia se encuentra en seguida con el Sagrario y, o bien se santigua o se arrodilla (o ambas cosas) porque asume que acaba de entrar en la Casa de Dios.
Cuando desplazamos el Sagrario del centro a las capillas laterales, sucede que dentro del recinto hay como una “división” de zonas. Una zona “mayor” donde está en Sagrario (donde hay que mantener silencio y más respeto) y otra zona “menor” que es el resto del recinto donde ya se puede uno “relajar más”. Cuando el Sagrario está en el centro sucede lo contrario: la mayor parte del recinto impone silencio y respeto, y, si hay necesidad de hablar o de atender otra cosa, se buscan rincones alejados del Sagrario para hacerlo. Y es más lógico que en una Iglesia lo tenga más fácil quien vaya a rezar que quien vaya a charlar o simplemente no tenga devoción alguna.
En conclusión: el Sagrario en el centro manifiesta de la mejor forma posible que la Iglesia es la casa de Dios.
SOBRE EL AUTOR: P. SANTIAGO GONZALEZ
Nacido en Sevilla, en 1968. Ordenado Sacerdote Diocesano en 2011. Vicario Parroquial de la de Santa María del Alcor (El Viso del Alcor) entre 2011 y 2014. Capellán del Hospital Virgen del Rocío (Sevilla) en 2014. Desde 2014 es Párroco de la del Dulce Nombre de María (Sevilla) y Cuasi-Párroco de la de Santa María (Dos Hermanas). Capellán voluntario de la Unidad de Madres de la Prisión de Sevilla. Fundador de "Adelante la Fe".